Qué hacer si tu perro te gruñe
No sabes qué hacer cuando tu perro te gruñe? Seguramente, de forma instintiva, tu impulso es reñirle o castigarlo. En este post te voy a explicar por qué si haces eso puede que estés enseñando a tu perro a morder sin previo aviso.
Por qué gruñen los perros
El gruñido es una forma de expresión canina. Es una de las vocalizaciones más características de los perros, después del ladrido.
Se suele hablar del gruñido como la señal más evidente que da un perro antes de morder o atacar pero hay que tener en cuenta que un perro puede gruñir también en otros contextos más amables.
Algunos perros gruñen cuando juegan y no es porque busquen pelea. Otros, emiten una especie de gruñido cuando se encuentran a gusto o buscan, por ejemplo, que les sigamos acariciando. En estos casos, el gruñido expresaría una sensación de placer o una demanda por parte del perro.
Sin embargo, fuera de esos contextos, el gruñido es, por antonomasia, la señal que anticipa un ataque. Por eso hay que tener mucho cuidado a la hora de saber qué hacer si tu perro te gruñe.
El gruñido como señal de agresividad
Vamos a dejar a un lado los gruñidos en contextos de juego o en situaciones placenteras y nos vamos a centrar ahora en hablar del gruñido como señal de agresividad.
Me gustaría aclarar que, cuando hablamos de agresividad canina, no sólo nos referimos a perros que atacan y muerden. Se considera “agresividad”, también, todas aquellas señales auditivas y visuales que un perro emite frente a algo o alguien que interpreta como una amenaza o un rival. Por tanto, el gruñido SÍ es una muestra de agresividad, aunque el perro no llegue a morder. Concretamente, el gruñido es una señal de aviso que el perro lanza para indicar a su rival que se aleje y para advertirle que está dispuesto a luchar para protegerse o proteger aquello que es suyo.
¿Qué pasa si reñimos a nuestro perro cuando gruñe?
En realidad, y aunque nuestro instinto, muchas veces, nos impulse a hacer todo lo contrario, la lógica es aplastante: no hay que corregir el gruñido porque…
Si reñimos a un perro cuando gruñe, éste aprenderá que esa señal de aviso no le sirve para nada y la eliminará. La próxima vez que se sienta amenazado o que quiera proteger algo que considera suyo, podrá llegar a morder sin previo aviso, lo cual nos dejará en clara situación de desventaja porque nos cogerá desprevenidos. De hecho, la estrategia más inteligente frente a un gruñido es darse por aludido y analizar bien la situación para entender por qué nuestro perro nos está gruñendo, por qué se siente amenazado en ese momento o bien por qué nos considera un rival en esa situación.
Si no hay que reñir, ¿qué hay que hacer cuando un perro nos gruñe?
El objetivo es evitar que el perro vuelva a gruñirnos y, sobre todo, eliminar del mapa esa situación conflictiva que hace aflorar una conducta agresiva.
No reñir al perro cuando gruñe no significa tolerar el gruñido y hacer como que “aquí no ha pasado nada”. Ese sería un gran error. Por tanto, las pautas a seguir para solucionar el problema son:
1- Anotar mentalmente en qué situación se ha producido el gruñido y preguntarse:
¿Cuál fue el blanco del gruñido? Es decir, ¿a quién iba dirigido? ¿En qué contexto se produjo el gruñido? ¿Qué estaba haciendo el perro y dónde estaba mientras gruñía y qué estábamos haciendo nosotros y dónde estábamos colocados? ¿Qué posición tenía el perro? ¿Mostraba una postura ofensiva o defensiva?: con esto podremos saber si el perro se sentía amenazado y tenía miedo o si, por el contrario, mostraba una actitud ofensiva y competitiva para defender algo que consideraba suyo (una pelota, un hueso, un plato de comida, una zona de la casa, una persona de su agrado, etc.) 2- Planificar una estrategia para hacer que esa situación conflictiva para el perro sea vista, a partir de ahora, como una situación positiva o, por lo menos, neutra. Para entenderlo mejor:
Si, por ejemplo, nuestro perro nos gruñe cuando nos acercamos a su plato de comida porque nos ve como una amenaza ya que cree que vamos a quitársela, nuestra estrategia deberá estar orientada a: hacerle entender al perro que no vamos a robarle el alimento y que no necesita ahuyentarnos. 3- No volver a poner al perro en la misma situación conflictiva hasta que no estemos seguros de que ya ha entendido que no debe sentirse amenazado.
Esto se consigue haciendo aproximaciones progresivas a la situación conflictiva que hizo brotar el gruñido y la agresividad. Siguiendo con el mismo ejemplo de antes, no volveríamos a acercarnos a su plato lleno de comida sin antes haber hecho una serie de ejercicios orientados a explicarle al perro que no somos una amenaza a la hora de comer. Para más detalles podéis ver este post sobre qué hacer si tu perro te gruñe cuando te acercas a su plato de comida.
Conclusión
No me canso de decirlo: los perros no hablan con palabras pero eso no quiere decir que no sepan o puedan comunicarse con nosotros. En realidad, el secreto de una buena educación canina siempre pasa por el entendimiento mutuo.
El gruñido, como tantas otras señales que emiten nuestros perros, es una forma de expresión. Si aprendemos a respetarla y comprenderla, todo irá mejor que si, simplemente, nos preocupamos por corregirla.